La ventaja de usar autos eléctricos es indudablemente la cero emisión: algo que no vas a ver tú en el inmediato plazo, pero si lo verán tus hijos ya adultos, o tus nietos.
El objetivo es ver la Cordillera de Los Andes, nevada, en invierno, permanentemente. Yo creo que en unos 25 a 35 años más se podrá.
Para incentivar esta cero emisión, que resulta poco atractiva en lo inmediato, está obviamente los beneficios del estado (EV no pagan permiso de circulación, al menos los primeros años), y el hecho de que el día a día es sustancialmente más barato que un auto a bencina o diesel.
Si bien hoy hasta existen Uber eléctricos chinos, en el caso de Tesla, se suma la tecnología que provee, que tiene que ver con una conducción semi autónoma (o fuertemente asistida, mejor dicho), además de terminaciones y equipamiento de auto premium, al nivel de BMW, Audi o Mercedes, o incluso superior.
Existen temas prácticos indudablemente que tienen que ver con la autonomía del vehículo en viaje y en la forma en que lo cargamos. Pensemos en cómo era el uso de teléfonos celulares hace 30 años atrás. Es lo mismo: la humanidad se adaptará.
En mi caso, por ahora, veo poco práctico para mí los autos 100% eléctricos (EV), al igual que muchas personas. Mi apuesta en el mediano plazo, para tomar todo en una balanza y equilibrar mi aporte a la humanidad al mismo tiempo que disfruto de las bondades de tener un auto nuevo, será un híbrido (HEV), un mild-hybrid (MHEV) o por último un eléctrico enchufable (PHEV). Combinan todos los avances, sin dejar de usar gasolina.
Un caso especial últimamente es la tecnología ePower de Nissan, en donde es un auto con tren motriz 100% eléctrico, pero alimentado con un generador a bordo que usa bencina (un motor pequeño de 1.5 CC). Ya está en Chile la X-Trail ePower, que usa esa tecnología. Mezcla lo mejor de todos los mundos.