TitoHL
Pro
- Se incorporó
- 2 Marzo 2011
- Mensajes
- 690
Previo a justificar o condenar un acontecimiento histórico hay que comprenderlo cabalmente. Entonces, para analizar cualquier proceso histórico hay que hacerlo considerando el contexto de la época y revisar los hechos desde una perspectiva objetiva y libre de pasiones. Por ejemplo, la muerte por lapidación de una mujer adúltera en el siglo I era normal en esos tiempos. Pero pensar que eso pudiese suceder en nuestros días es una atrocidad que nadie en su sano juicio entendería. Sin embargo, ninguna persona que estudia historia condena las barbaries ocurridas en el pasado, solo lo aceptan como parte inherente de la evolución de las sociedades.
Entonces, para entender lo vivido en Chile entre los años 60 y 80 del siglo pasado, hay que verlo desde la perspectiva de la Guerra Fría. Así las cosas, los países eran pro-occidentales, o pro-soviéticos, o Suiza. No hay que olvidar que Chile siempre ha sido importante a nivel geoestratégico, por lo tanto, se transformaba en un integrante muy codiciado para las potencias en pugna.
En esos años los golpes de estado en Sudamérica eran tan comunes como las elecciones de hoy en día. En Chile, antes del 11 de septiembre de 1973, abundaban los grupos terroristas (MIR, Mapu, GAP, VOP, etc.), respaldados y financiados por el Gobierno de la UP. Mientras, en la esfera política, el gobierno de Allende no respetaba la ley, ni los fallos de los tribunales, ni las acusaciones del Congreso y fomentaba la lucha de clases. El Sr. Altamirano y Sr. Garretón promovían entre los oficiales una insurrección de la Armada en que se bombardeara Las Salinas. Se importaban armas por montones para los terroristas y las escuelas de guerrillas en el sur, de modo de ir preparando una Guerra Civil entre el "pueblo" y los "fascistas e imperialistas". Estos últimos, en la práctica era cualquier persona que no respaldara las ideas de la izquierda.
Los campos eran tomados, las cosechas se destruían y la gente pasaba hambre. Y aún bajo esas circunstancias se prefería exportar toneladas de porotos a Cuba en lugar de destinarlos al consumo interno. Las fábricas se cerraban y la producción de bienes se hacía imposible.
Habían enfrentamientos armados entre terroristas y Carabineros, la violencia era promovida como una forma válida de hacer política e infundir miedo a los adversarios. La izquierda dominaba y amenazaba con instaurar un gobierno totalitario al estilo cubano. Gritos como "los fachos al paredón y las momias al colchón" eran característicos de las marchas de izquierda de la época.
Los medios de comunicación de oposición se cerraban. La libertad de prensa estaba garantizada solo para los medios de izquierda.
Los chilenos apolíticos, los de centro y los de derecha estaban muy aterrorizados, a merced del terrorismo y constataban un fanatismo político extremo -mucho mayor al mostrado por los convencionales de ultra izquierda del primer proceso constitucional. Habían colas para conseguir alimentos. Si no eras de un partido de izquierda, se te racionaba o tenias que comprar en el mercado negro a precios inalcanzables. Sin capacidad de conseguir alimento para subsistir, las mujeres les iban a tirar trigo en las puertas de los cuartes implorando que los militares hicieran "algo" para terminar con las atrocidades (violaciones de derechos humanos) que ocurrían día a día en el Gobierno de lo UP. La amenaza de que se instaurara un gobierno totalitario de izquierda en el país estaba totalmente justificada y la institucionalidad estaba completamente destruida antes del 11 de septiembre de 1973.
En conclusión, la causa del 11 de septiembre fue la forma sistemática en que el Gobierno de la UP impulsó la violencia armada como instrumento político para provocar el terror, no solo entre sus adversarios, sino que también entre la población que no tenía nada que ver con política. El chileno común estaba acorralado, atemorizado, hambriento y expuesto a la inflación más alta registrada en el país. Sin Allende no hay Pinochet.
Entonces, para entender lo vivido en Chile entre los años 60 y 80 del siglo pasado, hay que verlo desde la perspectiva de la Guerra Fría. Así las cosas, los países eran pro-occidentales, o pro-soviéticos, o Suiza. No hay que olvidar que Chile siempre ha sido importante a nivel geoestratégico, por lo tanto, se transformaba en un integrante muy codiciado para las potencias en pugna.
En esos años los golpes de estado en Sudamérica eran tan comunes como las elecciones de hoy en día. En Chile, antes del 11 de septiembre de 1973, abundaban los grupos terroristas (MIR, Mapu, GAP, VOP, etc.), respaldados y financiados por el Gobierno de la UP. Mientras, en la esfera política, el gobierno de Allende no respetaba la ley, ni los fallos de los tribunales, ni las acusaciones del Congreso y fomentaba la lucha de clases. El Sr. Altamirano y Sr. Garretón promovían entre los oficiales una insurrección de la Armada en que se bombardeara Las Salinas. Se importaban armas por montones para los terroristas y las escuelas de guerrillas en el sur, de modo de ir preparando una Guerra Civil entre el "pueblo" y los "fascistas e imperialistas". Estos últimos, en la práctica era cualquier persona que no respaldara las ideas de la izquierda.
Los campos eran tomados, las cosechas se destruían y la gente pasaba hambre. Y aún bajo esas circunstancias se prefería exportar toneladas de porotos a Cuba en lugar de destinarlos al consumo interno. Las fábricas se cerraban y la producción de bienes se hacía imposible.
Habían enfrentamientos armados entre terroristas y Carabineros, la violencia era promovida como una forma válida de hacer política e infundir miedo a los adversarios. La izquierda dominaba y amenazaba con instaurar un gobierno totalitario al estilo cubano. Gritos como "los fachos al paredón y las momias al colchón" eran característicos de las marchas de izquierda de la época.
Los medios de comunicación de oposición se cerraban. La libertad de prensa estaba garantizada solo para los medios de izquierda.
Los chilenos apolíticos, los de centro y los de derecha estaban muy aterrorizados, a merced del terrorismo y constataban un fanatismo político extremo -mucho mayor al mostrado por los convencionales de ultra izquierda del primer proceso constitucional. Habían colas para conseguir alimentos. Si no eras de un partido de izquierda, se te racionaba o tenias que comprar en el mercado negro a precios inalcanzables. Sin capacidad de conseguir alimento para subsistir, las mujeres les iban a tirar trigo en las puertas de los cuartes implorando que los militares hicieran "algo" para terminar con las atrocidades (violaciones de derechos humanos) que ocurrían día a día en el Gobierno de lo UP. La amenaza de que se instaurara un gobierno totalitario de izquierda en el país estaba totalmente justificada y la institucionalidad estaba completamente destruida antes del 11 de septiembre de 1973.
En conclusión, la causa del 11 de septiembre fue la forma sistemática en que el Gobierno de la UP impulsó la violencia armada como instrumento político para provocar el terror, no solo entre sus adversarios, sino que también entre la población que no tenía nada que ver con política. El chileno común estaba acorralado, atemorizado, hambriento y expuesto a la inflación más alta registrada en el país. Sin Allende no hay Pinochet.
Última modificación: