Vi la ultima encuesta del Mayol de la Cosa Nostra, previa al Plesbicito (la tenía escondida y la soltó recién por twitter), y un 78% de quienes rechazaban creo, lo hacían en particular por el "texto" y no por quitar las casas ni esas cosas. Otros poquitos lo hacían por temas de la desprestigio de la CC (pelao vade, pikachu, plurichile, weon de la ducha, etc).
No debes subestimar al Pueblo de Chile, aunque no lo creas, o NO LO quieras creer, tiene gran sabiduría.
Lo otro sorprendente, es que el Partido Republicano cala mucho más hondo que el PPD, DC y hartos partidos del FA.
Hay un sentimiento en el Chile Profundo que hace sentir que esta NC no representaba al pueblo de chile, en su alma, en su forma de ver la vida y en la forma de entendernos entre nosotros como sociedad.
Si hubiese sido aprobada, no hubiera sido légitimizada por la gente y nos hubiera conducido a peores conflictos sociales por no representarnos en "idea" de sociedad.
Por eso cuando te leo, encuentro que eres muy sesgado para un sector, y te cuesta entender que Chile es un país que si bien quiere cambios, los quiere de forma "moderada", y tu estás bastante alejado del centro.
Increible que el FA-PC creían que interpretaban las preferencias y preocupaciones del pueblo chileno, y demostraron que no representan el ideal del pueblo chileno.
En escalas de valores, cosas como "delincuencia y seguridad", "desarrollo económico", etc, que si bien suenan individualistas, es porque "así somos". Los "derechos sociales" están muy por debajo de esas 2 preferencias.
Lo otro: el Chileno DETESTA las protestas y mecanismos violentos para expresarse, es casi un 80-20 en contra.
Por ello, LA CALLE PERDIÓ TODO PESO POLITICO.
Creo que todavía no llegamos al momento en que la calle pierda todo el peso político.
Eso va a ocurrir, pero no todavía. Primero tienen que tratar de imponerse sobre la mayoría que votamos Rechazo, y ser reprimidos para reinstaurar el estado de derecho. Una reacción termidoriana como corresponde, aunque en lo personal no creo que lo de octubre de 2019 califique como revolución (de partida, Piñera no cayó y traspasó el poder de forma constitucional, ahora además queda claro que el proyecto institucional reventó), la lógica detrás de ésta es aplicable para una revuelta también.
Esa es la sensación que me queda viendo las protestas de hoy, y en general a la reacción del octubrismo.
Para entenderlo, creo que no está demás recordar (tal vez reinterpretar) lo que ocurrió en 2019. Yo no creo que el llamado estallido haya sido organizado en el sentido de que un ente centralizado definía qué protestas ocurrían y en dónde, más bien creo que distintos grupos pequeños pero organizados y con experiencia en movilizaciones, aprovecharon la coyuntura, vieron que los estudiantes evadían el metro y los pacos no podían pararlos ya que si éstos iban a una estación los cabros se organizaban por WhatsApp/RRSS para irse a otra, para salir. Coyuntura que además se veía en tiempo real en las redes y en la tele, y salidas y actividades que eran y son tremendamente fáciles de organizar gracias (nuevamente) a los smartphones, hasta se puede compartir y masificar ubicación por GPS, fotos y videos en tiempo real; y que duró varios días. Estas son capacidades que antes sólo tenía el mismo Estado, nadie más. Y hacen que sea muchísimo más fácil organizar este tipo de cosas que antes, sin que haya una mega organización centralizada como puede ser un partido político o alguna agencia de inteligencia.
A lo anterior, se agrega el hecho de que gente que no se moviliza profesionalmente saliera a la calle a hacerlo, de la forma que fuera, y/o apoyara todo eso sin movilizarse activamente. Esto por el malestar general producido tanto por la situación económica producto del estancamiento del crecimiento económico desde 2015, el encarecimiento de bienes y servicios como la vivienda, que no hubiera muchos cambios en la desigualdad o la falta de meritocracia (que en todo caso en lo personal no creo que fueran tan importantes pues la desigualdad estaba en los niveles promedio de las últimas décadas) como también por el malestar general producido por los problemas de carácter político-institucional, incluyendo el tema de las boletas ideológicamente falsas y el no esclarecimiento de eso dando un refuerzo fuerte a la sensación de que los abusos y corrupción quedan impunes si eres poderoso - incluso los que se coludieron al menos fueron juzgados y sufrieron un castigo, por penca que fuera lo hicieron mientras que los políticos excepto Orpis ni eso -, y también notando la incapacidad del Congreso de llegar a acuerdos amplios para arreglar los problemas económicos, la relativa desconexión de algunos ministros con problemas relacionados directamente con sus carteras o, en algunos casos, la percepción de que ese era el caso.
Este apoyo más generalizado de la población que no se moviliza normalmente, que es esencial, se acabó pues ocurre que los octubristas como Rojas Vade, los progres representados por el FA y la izquierda más dura en general mostraron no ser merecedores de superioridad moral alguna; ocurre que la propuesta constitucional en sí - que representa una forma jurídica de expresar el ideal para la organización del Estado de Chile y la sociedad chilena de la izquierda y extrema izquierda chilenas, dejando fuera a gran parte de la centroizquierda y todo el resto a la derecha de ésta de esta visión país - como mínimo no convenció a muchos; ocurre que el gobierno de Boric con estas 2 coaliciones de centroizquierda y de izquierda más dura ha sido tremendamente disfuncional, incluso más que los gobiernos anteriores, a pesar de los altos estándares éticos y de gestión a los que sometían a los gobiernos de turno antes de llegar al poder, pero sin someterse a éstos ellos mismos sin justificar por qué; y junto con todo lo anterior creo que hay una sensación de que todo ha estado igual o ha ido a peor comparado con la situación hasta septiembre de 2019 (cuando fui a Chile tanto en 2020 como este mismo año, eso es lo que ví en todas partes en las que estuve allá, y lo muestran las cifras también por supuesto).
Hasta ese entonces el país estaba estancado, había perdido su brillo, no mejoraba, incluso en algunos aspectos se notaba disfuncionalidad e incompetencia, pero al menos no iba claramente para atrás en términos de la economía, en términos de la calidad de vida (buena parte de Chile está harto más deteriorado que cuando me vine a EEUU, no voy a mentir, y eso que muchas de esas partes ya estaban deterioradas desde antes hacerlo), no iba claramente para atrás en términos de la convivencia y en términos de la seguridad, considerando la violencia en las calles, la delincuencia, el recrudecimiento del conflicto armado de baja intensidad en el sur de Chile y la sensación de descontrol fronterizo en el norte del país; y además esta sensación de retroceso, incluso de decadencia, todavía no estaba instalada de forma tan extendida como ha ocurrido desde octubre de 2019, algo de lo cual varios culpan justamente a los octubristas y a los que los apoyaron activamente cuando les convino.
Esto, de hecho, también se expresó en las urnas este domingo, se expresaba claramente en el texto que muchos rechazamos - tanto en su forma como en su fondo - y también la inmensa mayoría de los chilenos entendimos que las alternativas en esta elección tenían el subtexto de ser un plebiscito sobre todo lo que mencioné, incluso los que votaron Apruebo sabían que en gran medida estaban aprobando lo que han sido estos últimos años, el octubrismo en general y especialmente la gestión del gobierno, pensando que esto iba/va a llevar a un mejor país.
Considerando todo lo anterior, entonces, si el octubrismo trata de repetir lo de 2019, le irá muy, terriblemente mal. Estoy seguro que habrá una presión feroz contra el gobierno para reprimir, tanto desde la sociedad civil como desde dentro del mismo Estado. Y si no lo hace, no me sorprenderá ver que lo hagan los particulares como predije que ocurrirá en 2019. Ahora lo veo menos probable eso sí, en ese entonces no había ocurrido la pandemia y hubiera esperado que la izquierda más dura, que no es octubrista pero que mira al octubrismo con cierta simpatía e incluso respeto, hubiera estado más empoderada en su gobierno (quién hubiera imaginado que su instalación sería tan desastrosa? Aunque dije que el FA sí iba a alcanzar la presidencia), especialmente ganando el Apruebo en el plebiscito de salida como hubiera sido lógico que ocurriera (según el cronograma original, el plebiscito de salida iba a ser en 2021, con Piñera como presidente y el FA y PC todavía pudiendo venderse como lo hicieron el año pasado - el COVID les cagó todo).
Justamente porque la derrota del gobierno en este plebiscito fue tan devastadora que no creo que pueda resistir la presión, y veo mucho más probable que vaya a reprimir. Pero para que ocurra, tiene que ser necesario hacerlo y para ello el octubrismo tiene que movilizarse de forma mucho más masiva, y mucho más dañina, que lo que hemos visto hasta ahora. Quizá ocurra el 11 (aunque es domingo y quizá es muy encima del resultado, nunca se sabe) o quizá ocurra el 18 de octubre, no olvidemos que quedó una cagada más o menos el 18 de octubre de 2021 por ser el aniversario del octubrismo, y de hecho fue una de las razones por las que Kast empezó a subir en las encuestas justo desde entonces.
A diferencia de lo que dicen algunos, dudo que esto ocurra porque el PC lo quiera o no, como dije estos son varios movimientos, están atomizados y definen su propia estrategia. El PC tiene cierta capacidad de movilización, pero no al nivel de los múltiples movimientos octubristas, y diría que de hecho hoy su poder real está primeramente en su representación parlamentaria y, secundariamente, su influencia en instituciones como algunos sindicatos/confederaciones de trabajadores importantes y algunos colegios profesionales.
Pero por ahora, el octubrismo va a seguir ahí, no le ha llegado el momento de ser purgado de forma definitiva. Cuando ocurra, ahí al fin podremos pensar en restaurar de verdad el estado de derecho pues se va a haber vuelto a sentar el precedente de que no puedes hacer lo que quieras sólo porque estés protestando o movilizado por política. Si la calle deja de ser un actor tan relevante, el siguiente objetivo va a ser el tema migratorio del norte y el conflicto armado del sur. Antes pensaba que quizá el gobierno podría ir por el conflicto armado del sur primero y ahí sentar precedente, aprovechando que hay menos restricciones para el uso de la fuerza que en Santiago, pero viendo la reacción de los octubristas es posible que ellos mismos sean los que hagan que el gobierno los ponga primero en la mira. Y digo "gobierno", no "Boric", porque esa no será una decisión que tomará él solo, la pérdida de poder que viene con perder el plebiscito de una forma tan clara hace que no pueda hacerlo. Esa tiene pinta que será una imposición que, como dije, vendrá desde dentro del Estado.