Anoche hubo un encuentro entre el presidente de Chile y gente de la embajada de Palestina. Allí nuestro país anunció que se iniciarían los trámites para colocar una embajada oficial, a día de hoy sólo hay un encargado de comercio o algo así. Obviamente la medida no cayó nada bien en Israel, lo que me dio risa fue el argumento de Boric.
Permítanme una pequeña digresión: mi cortina de ducha es un mapa del mundo, entonces cada vez que me ducho veo distintas partes del mapa y trato de aprenderme las capitales (…) Y siempre me violenta mucho mirar a Medio Oriente y no ver a Palestina”, había dicho anoche Boric.
El Jefe de Estado participó anoche de una actividad navideña con la comunidad palestina en Chile. Ahí, anunció -sin avisarle previamente a la ministra Antonia Urrejola- que su gobierno elevará a embajada el rango de su actual oficina de representación en ese Estado, el que es reconocido como tal...
www.latercera.com
Enviado desde mi iPhone utilizando Tapatalk Pro
Una pachotada más como de costumbre, parece que en esto hay una competencia entre Boris, Maduro y López Obrador por quien se lleva el Candy de las metidas de pata.
Lo que le critican los israelitas, es las declaraciones que están demás en estos casos (a nivel diplomático):
"
no podemos olvidar a una comunidad que está sufriendo una ocupación ilegal, que está resistiendo, una comunidad que está viendo violados sus derechos y su dignidad y eso es absolutamente injusto (...). "
De otra parte, Gabriel Silber, ex diputado y miembro de la comunidad judía del país, declaro en el mismo artículo de La Tercera:
"El exdiputado y director de Estudios de Públicos de la comunidad judía en Chile,
Gabriel Silber, explicó así la recepción que tuvieron sus declaraciones: “Estuvimos hablando esto con el embajador... Si hay una embajada esperamos que promueva la democracia,
que promueva los derechos de las mujeres, religiosas, sexuales."
En esto de los derechos de las mujeres, la práctica, pienso debe comenzar por casa. En efecto, las mujeres de comunidades ortodoxas judías en Israel, no tienen nada que envidiarle a las de los ortodoxos musulmanes: Ambas están sometidas a una sumisión total al hombre y se rigen por sus propias leyes y costumbres.