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- 15 Enero 2004
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Se acuerdan cuando a la ex Concertación se le pasó el plazo para inscrbir a sus candidatos a las parlamentarias? Esa vez el líder de la oposición, Pablo Longueira, en un gesto con altura de miras, ayudó al líder del oficialismo (Escalona supongo?) y en conjunto hicieron una "ley super corta" para que pudieran inscribirlos, en un acto de (léase con voz de Julito Martínez) Hi-dal-guía De-por-tiva
Esa lógica de "al final del día somos todos colegas" de los políticos tradicionales no es algo que se endose o se herede. No entras a esa cofradía sólo por salir elegido. Después de la anterior elección parlamentaria, donde aterrizaron en el congreso la Pamela Jiles, Florcita Motuda, Gonzalo Winter y otros ilustrados, quedó claro que los representantes de la política tradicional, incluso los más izquierdistas, se sintieron incómodos con la informalidad y se generó una segregación entre los serios y los chacoteros.
El punto es que en esta nueva elección y con bancadas más atomizadas y desdibujadas, ese sentido de cofradía se perdió por completo. Es más, la cohesión entre el gobierno y el sector oficialista del congreso es como mínimo frágil. En suma, los parlamentarios afines al gobierno no sólo tienen una afinidad precaria sino que no tienen cómo recurrir a la oposición parlamentaria tras bambalinas en caso de un condoro.
Por todo esto, creo que hay que ser responsables y no tirar mierda ciegamente al gobierno del presidente Boric. Bien o mal, es el presidente de todos los chilenos, y si le va mal, nos va mal a todos. Y los que me conoces saben que soy ultraderechista, así que esto es sólo una reflexión con miras a mitigar la situación venidera que de por sí es compleja.
Esa lógica de "al final del día somos todos colegas" de los políticos tradicionales no es algo que se endose o se herede. No entras a esa cofradía sólo por salir elegido. Después de la anterior elección parlamentaria, donde aterrizaron en el congreso la Pamela Jiles, Florcita Motuda, Gonzalo Winter y otros ilustrados, quedó claro que los representantes de la política tradicional, incluso los más izquierdistas, se sintieron incómodos con la informalidad y se generó una segregación entre los serios y los chacoteros.
El punto es que en esta nueva elección y con bancadas más atomizadas y desdibujadas, ese sentido de cofradía se perdió por completo. Es más, la cohesión entre el gobierno y el sector oficialista del congreso es como mínimo frágil. En suma, los parlamentarios afines al gobierno no sólo tienen una afinidad precaria sino que no tienen cómo recurrir a la oposición parlamentaria tras bambalinas en caso de un condoro.
Por todo esto, creo que hay que ser responsables y no tirar mierda ciegamente al gobierno del presidente Boric. Bien o mal, es el presidente de todos los chilenos, y si le va mal, nos va mal a todos. Y los que me conoces saben que soy ultraderechista, así que esto es sólo una reflexión con miras a mitigar la situación venidera que de por sí es compleja.