Cómo "boomer" (a ojos de los alumnos) confiábamos en qué las instituciones y conductos regulares íbamos a lograr algo.
Por la vía institucional, que los viejos defendíamos, al final no logramos nada y, a pesar de que no lo comparto, no tengo cara para exigirle a los jóvenes que dejen de marchar.