Tio Avena on fire

Amenadiel

Ille qui nos omnes servabit
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15 Enero 2004
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Esta historia era de cuando yo no era el tio Avena. No era tampoco Avena. Era solamente Felipe. Por lo anterior el título es engañador y los títulos engañadores a.k.a. clickbait son un poco como mentir. Pero cabros, recuerden que Hitler prometió no invadir checoslovaquia, así que crezcan y sigamos con la historia.

Parte I: La caída de Carnet

Esta historia empieza así: yo carreteando solo en Pío Nono. Era un año en que mis mejores amigos de carrete se habían ido de PLR en la universidad, y mis otras amistades me tenían medio vetado por jugoso y porque bueno uno quema puentes cuando se come a las amigas, digámoslo.

Entro a un local con la plata más o mejos justa para dos piscolas nacionales (puta la talla weona) y la micro de vuelta. ¿La otra puerta? ¿El barril? No me acuerdo qué local era pero estaba junto o casi junto a Los Ladrillos (que ya no existe, seguramente).

Me doy un par de vueltas, tomándome el cover y, en eso, la veo. Flaca, esbelta, 1.65. Crespita, con una cola de caballo aunque por lo crespa sería cola de puercoespín. Minifalda negra, peto que dejaba a la vista su abdomen, sobre el cual se insinuaban sus oblícuos. Jugadora de voleibol a lo mejor? Tenía toda la pinta. La recuerdo como si la estuviera mirando hoy, 25 años después. Bailaba sola suavemente o, más bien, se mecía. Se parecía un poco a Alicia Keys pero Alicia Keys no sabe bailar.

La saqué a bailar y me dijo que no. Qué hizo mi yo de entonces, maníaco? Le dije: "Oye pero mira que bien bailo" y le hice unos pasos weones. Ella me pagó con una semisonrisa y dijo que bueno. Y bailamos.

Al final de la segunda canción (Amante Bandido) me la juego y le doy un beso. Su cuerpo se tensó por completo. Abrí los ojos sólo para descubrir que no se había tensado por la emoción sino porque estaba tomando vuelo para darme una cachetada al mejor estilo Doña Florinda. Me cruzó la cara de una cachetada, literalmente. Si era voleibolista como yo teoricé después, eso fue su mejor remache.
Me cruzó la cara de una cachetada, literalmente.

Si era voleibolista, como yo teoricé después, eso fue su mejor remache.


Como todavía no empezaba la segunda canción se escuchó en todo el pub y más notorio se volvió cuando su amiga (del mismo biotipo) se cagó de la risa. Yo la miré entre sorprendido y aterrado pero no arranqué. Sostuve su mirada y cuando empezó a subir el volumen de la tercera canción me dijo: "podemos seguir bailando si no intentas eso de nuevo". Obviamente dije que sí. Total después del numerito nadie me iba a aceptar sacarla a bailar.

Como afortunadamente la música estaba fuerte y yo no tenía acceso a marearla con mi verborrea, no me quedó más que expresarme mediante el baile. Borracho y maníaco uno puede sacar unos pasos extraordinarios (en la imaginación) pero simpáticos en la realidad. La hice reir. Ahí les va un truco para los jovenes. El wn que se queda con la mina no es el más bonito, sino el que la hace reir. Esto en igualdad de billetera, claro. Gracias a mi danza moderna a la quinta canción ella me da un beso a mi. Y le crucé la cara de un mangazo. Naaah, mentira, le correspondí el beso.

Con ella todo era intenso. Me decía "seguramente eres así con todas las minas" o "seguramente le haces esto a todas" y yo: "no, nunca me resulta". Y era cierto, yo desde siempre fue el amigo buena onda wingman que se come a la amiga fea para que mis amigos anotaran. Esta vez yo era el delantero centro. Me mordía los labios, me mordía la oreja, yo le besaba el cuello. La sentía ronronear por encima de la música. Y luego de vuelta a putearme: "te vas a olvidar de mí" etc etc

Nos tomamos las piscolas, la noche pasa volando, suben las luces. Era hora de irse. Miro a la amiga y veo que ella había bailado y atinado con un patán, o un wn de aspecto patanesco. Andaba con jockey y lentes oscuros en la disco.

Ante la ferocidad de mi compañera ni siquiera intenté mi clásico: "no tengo dónde dormir". Simplemente ofrecimos acompañarlas a la micro, en Santa Rosa.



...la empujé suavemente contra el recodo de una tienda cerrada, y cuando terminé de besarla me dí cuenta que al empujarla la había agarrado de una te:zippy.
Ella no se quejó.
Caminamos de la mano, cada pocos metros la atrincaba contra la pared y la besaba con pasión. Ella de vuelta me besaba o mordía a intervalos regulares. En una vamos caminando y me grita "Soy una más de las minas que te has comido, no!?" y dale. Qué ganas de decirle que no era así, que 25 años después yo contaría su historia. Pero no lo sabía y, en cambio, la empujé suavemente contra el recodo de una tienda cerrada, y cuando terminé de besarla me dí cuenta que al empujarla la había agarrado de una te:zippy. Ella no se quejó.

Llegamos a Santa Rosa. Ella me dice: "El Sábado voy a volver"

Y yo: "El Sábado voy a estar"

Y ella: "Mentiroso! Seguro le dices lo mismo a todas!!"

Y yo en respuesta.... pucha esto me da vergüenza contarlo porque cómo tan pelotudo. Yo en respuesta saco mi carnet y se lo paso. "QUEEEEE!?" grita la amiga. "Esta es mi garantía. El Sábado me lo devuelves". Y antes que ella alcanzara a decir nada, llega su micro, se suben y se van.


Continuará....
 
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KLiFF

aka convicto
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13 Noviembre 2006
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A lo mejor tiraron puras burgas a la parrilla. Curioso igual.
 
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