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- 27 Octubre 2010
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C&P
" Nuevo escándalo en Japón al admitir uno de los principales productores metalúrgicos del país que falseó los índices de resistencia y durabilidad de aluminio destinado a la fabricación de automóviles, aviones y trenes, afectando a Toyota, Mazda, Nissan y Honda, además de Ford.
Tercer escándalo en tres años, casi a uno por año en el país del sol naciente. Japón se enfrenta a una grave crisis, una más importante que la alteración de los consumos de combustible o el fallo de los airbags de Takata.
Ahora, el turno es de uno de los principales productores de metal nipón. Kobe ha reconocido que los empleados de cuatro de sus fábricas habían alterado los certificados de inspección de aluminio de septiembre de 2016 a agosto de 2017, simulando el cumplimiento de los estándares de calidad del material y, por supuesto, cumpliendo con las especificaciones de fabricación requeridas por los clientes, en factores clave como la resistencia y la durabilidad cuando no lo hacían.
Aunque afecta a más de 200 empresas clientes, incluida la aeronáutica Boeing, en el sector del automóvil afecta a Toyota, Honda, Nissan, Mazda o Mitsubishi, y a las extranjeras Ford y General Motors.
De hecho, Toyota y Honda ya han confirmado que han utilizado partidas de ese aluminio en puertas y otros paneles exteriores de carrocería, tratando de identificar en qué unidades en concreto, mientras que Mazda y Mitsubishi están investigando si los han llegado a utilizar en sus unidades.
Lo peor del caso que acaba de estallar, es que no es una actividad que se ha venido realizando en los últimos años, sino que algunas fuentes apuntan a que podría venir desde hace más de década y, por ahora, no se conocen accidentes con muertes debido a este escándalo como sucedió con los airbags de Takata.
Mientras que el Dieselgate fue una revista americana la que detectó el fraude, Kobe apunta que una auditoría interna ha revelado cómo los certificados habían sido reescritos incorrectamente por los empleados para hacer parecer que los productos cumplían con las especificaciones, al tiempo que hasta ese momento no había recibido queja alguna desde los clientes."
motor.es
" Nuevo escándalo en Japón al admitir uno de los principales productores metalúrgicos del país que falseó los índices de resistencia y durabilidad de aluminio destinado a la fabricación de automóviles, aviones y trenes, afectando a Toyota, Mazda, Nissan y Honda, además de Ford.
Tercer escándalo en tres años, casi a uno por año en el país del sol naciente. Japón se enfrenta a una grave crisis, una más importante que la alteración de los consumos de combustible o el fallo de los airbags de Takata.
Ahora, el turno es de uno de los principales productores de metal nipón. Kobe ha reconocido que los empleados de cuatro de sus fábricas habían alterado los certificados de inspección de aluminio de septiembre de 2016 a agosto de 2017, simulando el cumplimiento de los estándares de calidad del material y, por supuesto, cumpliendo con las especificaciones de fabricación requeridas por los clientes, en factores clave como la resistencia y la durabilidad cuando no lo hacían.
Aunque afecta a más de 200 empresas clientes, incluida la aeronáutica Boeing, en el sector del automóvil afecta a Toyota, Honda, Nissan, Mazda o Mitsubishi, y a las extranjeras Ford y General Motors.
De hecho, Toyota y Honda ya han confirmado que han utilizado partidas de ese aluminio en puertas y otros paneles exteriores de carrocería, tratando de identificar en qué unidades en concreto, mientras que Mazda y Mitsubishi están investigando si los han llegado a utilizar en sus unidades.
Lo peor del caso que acaba de estallar, es que no es una actividad que se ha venido realizando en los últimos años, sino que algunas fuentes apuntan a que podría venir desde hace más de década y, por ahora, no se conocen accidentes con muertes debido a este escándalo como sucedió con los airbags de Takata.
Mientras que el Dieselgate fue una revista americana la que detectó el fraude, Kobe apunta que una auditoría interna ha revelado cómo los certificados habían sido reescritos incorrectamente por los empleados para hacer parecer que los productos cumplían con las especificaciones, al tiempo que hasta ese momento no había recibido queja alguna desde los clientes."
motor.es