Esta es la historia de la que les hablé un poco más atrás. La escribió el usuario
@kal-b:
No quería postear pero me acordé de algo y me decidí ...
Cuando me dicen café una palabra se me viene a la mente ... o más que una palabra ... un nombre ... Rosita. Y después ... mi viejo padre.
Somos de campo-pueblo-ciudad. Vivimos mucho lo campesino, vacacionamos cerca en un pueblo cercano (Colemeu) ... y vivíamos y estudiamos en Conce y Stgo. Así que el paladar se afina con sabores bastante cercanos a la tierra. Quien lo ha vivido entiende y sabe lo que es la enorme diferencia entre una gallina-cazuela de campo y otra de pollo de supermercado. Y eso uno lo va encontrando en sabores "terreos" como el café.
En el campo se "tuesta" el trigo ... y se hace café de trigo. Dependiendo del trigo y de los grados de tostado y quemado resulta un café "de campo muy especial y valorado para quien le agrada ese tipo de sabor". Es un poco dulzón y torrefacto que parece no afectar. Hacerlo con agua de vertiente o de río (supongo que en ese tiempo no había tanta contaminación que ahora) ... es ooootro sabor muy especial. Los que avanzan en los gustos de este café de trigo muchas veces lo mezclan con higo ... o , más bien, con café de higo. Además del café en grano e instantáneo ... mi paladar reconoce este café como experiencia y comparación.
¿Porqué lo menciono? Mi viejo era fanático por el café. Compró cuanta cafetera rara que encontraba para hacer pruebas. Por ciertas razones, había dado la vuelta al mundo unas tres veces. Y en su estadía en África y Asia se había encontrado con esta experiencia a la que él, supongo le afectó enormemente y le dio esa tendencia a cafés un poco cargados, un poco espesos, un poco fuertes. Lo de echarles aguardiente o whisky (no le agradaba el Vodka pero se lo tomaba igual) al café era lo único que lo unía con mi vieja. Lo mismo que con los mates. No se ... pero que creo que el café, el cigarro (nos fumábamos un puro a medias cuando eran ocasiones especiales) ... y un buen mosto y destilado ... es como club de Toby. Como que las mujeres no funcan. Les gusta lo "suave" ... un aleteo alrededor ... pero no la vivencia.
Bueno ... no quiero alargarme en lo anecdotario... Rosita es una venezolana que conocí en estos últimos decenios. Esposa de Ismael, del cual somos amigos. Con ellos terminé mi educación "cafesística". Ya que yo había pasado por distintos tipos de café ... primero con mi viejo ... y luego con mi hermana que vivió tanto en Alemania (casado con un imbécil que es psiquiatra) ... y que se aficionó al tipo y sistema de café suizo (más que el alemán). Ahí aprendí tres cosas muy importantes.
La primera es que si el grano lo es todo, el grado de tostado y la molienda puede mejorarlo o arruinarlo todo. Es como un asado. La carne puede ser espectacular ... inmejorable ... peeero una mala preparación y puesta en temperatura (brasas) echar por tierra todo el esfuerzo de haber construido ese magnífico pedazo de animal. un animal que echa a perder a otro animal más noble. En fin.
Segundo ... el agua. Por Dios que juro que haberlo hecho con agua desmineralizada le dio otra dimensión al sabor del café. Es lo mismo que para la cerveza. Una buena fuente de agua ... purificada o equilibrada en sus componentes bioquímicos puede llegar a ser gravitante en la experiencia. Un simple café "normal" molido y envasado toma otro sabor totalmente distinto con un agua de "calidad", fresca y pura. Eso lo descubrí cuando por motivos de vivir en parcela y no tener agua potable comenzamos a comprar bidones de 20 litros para cocinar y hacer todo lo demás. Luego, terminé de machacarlo cuando mi hermana me lo hizo ver con más "conocimiento". No hay que perder de vista el tema del agua. Su acidez, los metales presentes y cosas así.
¿No me creen? ... hagan la prueba. O supongo que recuerdan un agua con harina tostada con agua de vertiente quien haya tenido esa experiencia.
Tercero: con mi viejo ya habíamos comenzado a experimentar con distintos tipos de molido. Y nos compramos un monstruito para moler café (desde fuera parecía motor de banco, antiguo, creo que pesaba unos 40 kilos). Tenía como 7 boquillas para distinto tipo de grano. grosor, dureza y grado de tostado. Las muelas no servían para otras productos que para semillas previamente tostadas. Si bien teníamos esos molinillos de mano (típicos de madera que tienen una manilla que se debe girar y las ruedas/muelas eran metálicas y otras parece que cerámicas) ... no las usábamos en general (bueno al principio sí) pues no entregaban en calibre homogéneo ... y la webatoria era estar dando vueltas la manivela. Cuando ibamos a pescar o de campamento nos llevábamos uno, eso sí). El punto es que un grano bien tostado ... si no es chancado o molido de una manera que no genere demasiado calor (o el calor justo) también afecta. Bueno ... cuestiones sutiles. Pero cuando una juega con un tema cada paso lo disfrutas dentro de tu ignorancia. Ahora ... lo que creo que mi viejo buscaba, en su afán, era ese sabor de un café turco en Tanger o en otras partes ... y que, creo que nunca pudo emular. En realidad nunca le pregunté. Y creo que debería haberlo hecho.
Para acortar un poco los comentarios ... Rosita había nacido en la selva venezolana, una zona de nor oriente. No estoy seguro si el sector se llamaba Cariaco ... o zona de Rio Grande. En fin ... el punto es que su familia era y es productora de café, cacao y tabaco (o más bien los dos primeros) ... lo del tabaco es porque se ganaba la vida (entre otras cosas) liando el tabaco para hacer puros (uno nunca tiene las manos desocupadas en el campo, sea el país que sea). Ella me hacia y hace los puros que ahora fumo (el curado y el amasado es todo un arte que aprendí con ella).
Y su café es de antología. Simple y sencillo como agua cristalina que mana reciente de un agujero en el fondo de una quebrada. Y no es "sólo palabra en poesía". Y lo hace en una cafetera vieja que funciona por goteo. Cuando lo saboree por primera vez quedé sorprendido y un poco despechado. Todo mi previo conocimiento se esfumaba con cada sorbo de café. No era la mejor marca, no era el mejor molido. Era algo que no acierto aún a delimitar dentro de mi experiencia.
Nada le dije, en ese momento que, con alegría me dijo ... si le "apetece tomarse un café" ... aunque usó otra palabra muy venezolana y lugareña que ahora se me escapa. No quise hablarle de teoría. Ni de fijarme en qué lo estaba haciendo. Ante su franqueza ... cualquier comentario apenas extenso o puntilloso estaba fuera de lugar. Cerré mi bocaza y me quedé parado esperando que me dijera si podía sentarme o dónde hacerlo. El lugar era todo un corredor en donde se encontraba comedor, sala y cocina. Y una isla en donde se encontraba constantemente prendida una cocina a leña. Siempre con dos cacerolas una mediana y otra chica ... más una tetera de unos 4 litros, con un pico de garza.
No sacó el agua de la tetera, que estaba caliente o hirviendo. Sino que separó un poco de ella en uno de esos frascos de vidrio que tienen graduaciones (¿Pyrex? ... no se) y lo dejó a un costado de la estufa. Y en una sartén echó unos granos que puso en la estufa (quitándole uno de los quemadores para que recibiera fuego directo). Después supe que esos granos se los habían enviado por tierra junto a un saco de cacao de su querida selva (otra historia) ... y los había previamente pasado por temperatura un par de días antes (no se si para secarlos o pretostarlos) ... el punto es que aún estaban semiverdes-semitostados. Y los terminó de tostar con una cucharadita de madera que tenía. Luego los echó a una de esas cosas de madera (esos molinillos que tienen como una cajita en donde va cayendo el café molido) ... y los molió con un ritmo uniforme. Ni tan rápido ni tan lento ... me fijé el cómo se adivinaba la fuerza en sus movimientos Finalmente lo echó a la cafetera italiana (moka, greka ... o como quiera llamársele) y le echó el agua que estaba previamente caliente pero no tanto.
Bueno ... ha sido uno de los mejores que he tomado. Puede ser la simpatía, el momento, el equilibrio ... ¿que se yo? ... y eso es lo que me trae al asunto de la compañía. Para mi un café ha de ser o debe ser compartido. Con un amigo, amiga, amante, pareja, esposa, compañer@ .... Como un mosto, como un buen cigarro o un buen whisky. O compartido con lo mejor de uno mismo ... cuando uno se ensimisma por algún aprendizaje, algún descubrimiento, alguna desilusión, alguna alegría o tristeza profunda.
No voy a seguir escribiendo ... pues se alargan los párrafos y en esta era de leer lo menos posible los wall text son una especie de pecado web. Sólo quiero dejar escrito que en otra ocasión tostó además cacao con el café y fue "otra experiencia". O de los navegados con vino tinto y naranja ... o de las fantásticas cazuelas con aves de campos en su casa. Increíbles y ahora, que estoy lejos, echo mucho de menos.
El café, entonces, para mi, es una especie de rito. Que debe seguir ciertas reglas y ciertos fundamentos. No es inconsciente ni pasajero. No es un sucedáneo de algo ... sino una experiencia en si misma. Se puede nutrir de algunos adminículos, algunos más caros que otros, algunos más superficiales que otros. pero la experiencia siempre formará parte de nosotros mismos y seremos felices con ello. El café me hace recordar, me hace ralentizar y hace que me estacione. Hace que despierte un poco y tome conciencia de algo, del ahora, del momento. De otra manera siento que no ha sido un buen café.
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