Qué bueno saber que no soy el único que piensa lo mismo.
Mientras gobernó la Concertación, que siguió el modelo económico de Pin8 que es innegablemente la piedra angular del crecimiento del país, mientras aplicaban sus políticas sociales exitosas (que Pin8 no tuvo), todo anduvo la raja y la derecha cavernaria estaba amarrada y amordazaba, porque francamente no tenían nada que reclamar. Pero...
....llegó Bachelet II, ahora mostrando su corazón de izquierda añeja, la misma de la alemania de Honecker (donde se fue a fondear durante la dictadura. Curioso arrancar de una dictadura para irse a meter a otra) y se las dio de refundadora del país con su estrategia de la retroexcavadora. Dejó al país con el peor crecimiento desde que se fue Pin8, el doble de endeudamiento, con peor nota de las calificadoras y con eso...
...le entregó todo lo que necesitaba a un pedazo de imbécil como JAK para que saliera con su discurso tóxico, agresivo y ultra conservador.
Gracias a los zurdos añejos por -una vez más- colaborar para destruir un país. Ahora subieron mucho las chances de que el próximo presidente sea un Hugo Chávez (Bea Sánchez o Daniel Jadue) o un Bolsonaro (JAK).
Con cualquiera de los dos nos vamos a la B y tiramos al tacho de la basura todo lo que logramos en estos casi 30 años.
Creo que el tema de Bachelet pasa por más que sólo eso. Creo que ella sí trató de subsanar algunos de los problemas que la llevaron a ganar en 2013, pero obviamente las buenas intenciones no bastan, hay que saber diseñar bien las políticas públicas y eso es una discusión técnica compleja. Pero a eso creo que hay que agregarle otras cosas:
1) El Estado en sí no da el ancho. En muchos aspectos la gestión es bastante al lote, eso me queda clarísimo habiendo trabajado en el sector público y viviendo fuera de Chile. Esto va más allá de los políticos, y parte del asunto pasa porque también hay distintos grupos dentro del mismo Estado que obedecen a intereses institucionales. En mi caso, ví algo en particular que sería escandaloso en la prensa económica pero que no comentaré acá.
Eso sí me enseñó que la vocación de hacer lo técnicamente correcto no basta y que el realpolitik existe más allá de las relaciones internacionales.
2) Aparte de eso, no se puede obviar la reacción del mundo político a los escándalos de las boletas ideológicamente falsas (casos Penta, SQM, etc). Que los políticos se pusieran de acuerdo para presionar a que el SII decidiera no proseguir con la acción penal fue una vergüenza, y eso sin ninguna duda incluye a la administración Bachelet II (y a Piñera también). Y además está el caso Caval, el hecho que la familia de la Presidencia estuviera involucrada directamente fue tóxico, al punto que se sospechó de la misma Bachelet - y el que se enterara de todo por la prensa probablemente es verdad, pero da a entender que tampoco tenía ni tiene el control sobre su propia familia, y que hay un tema valórico que falló ahí, en la que era como la mamá de muchos en Chile.
Y a esto hay que agregarle todos los demás casos de corrupción en otras instituciones públicas, colusiones, casos relacionados con la Iglesia, etc. Sin embargo el de los políticos me parece más vergonzoso ya que éstos casos al menos tuvieron la apariencia de tener disposición de hacer cumplir la ley vigente, más allá de si las sanciones fueron adecuadas o no.
Siempre ha habido desafíos periódicos a la autoridad (es cosa de ver el 11 de septiembre y el día del joven combatiente), pero ahora uno ve que incluso ciertos partidos políticos y movimientos sociales excusan los saqueos y demases que ocurren ahora. Antes, al menos nominalmente (y en algunos casos, realmente) trataban de echar a las manzanas podridas y condenar esas conductas, ahora no y eso es por el pésimo ejemplo que dieron los políticos. De ahí se nota la erosión de la autoridad y el respeto a ley en Chile, y partió obviamente con las élites.
Chile siempre ha tenido problemas sociales, de desigualdad y pobreza, mal transporte, bajos sueldos, etc pero sí se respetaban las leyes y se buscaba cierta meritocracia, aunque no fuera plena ni de cerca (porque, no nos hagamos los locos, todos usan el pituto, los políticos acá son reflejo de Chile en general). Lo que pasó con SII fue una forma de romper eso de plano, y llevar a tendencias rentistas que Chile ha tenido desde hace ya casi 100 años a nivel cultural a un estado mucho más explícito. Ahí quedó claro que aunque las cosas han mejorado e incluso siguen mejorando algo, hay un techo claro e infranqueable en términos de qué tan lejos puede llegar uno, al punto que ciertas personas pueden quebrantar las reglas sin ninguna consecuencia, ni siquiera en apariencia. Sin eso, los países no funcionan.
3) Y además, algo aparte, pasa por los cambios ideológicos en ciertos sectores. El FA y JAK ya tenían cierto vuelo en la era Bachelet, y obedecen a tendencias globales. Por ejemplo, las feministas chilenas toman conceptos de las feministas de EEUU casi como si fuera con Google translate, JAK se nota que aparte de ser Pinochetista (por ahora light), tiene influencia de Trump. Quizá incluso ha tenido contactos con Steve Bannon.
Esto no es menor, Chile no es ajeno a lo que pasa afuera, no en un mundo globalizado. Y esto en particular no es culpa de nuestra élite.