Yo andaba tranquilamente en mi bicicleta, recuerdo que era de un rojo oscuro, del manubrio colgaban unos hilos plásticos de colores y tenía calcomanía. Iba muy concentrado porque había aprendido hace poco a andar sin rueditas y de pronto me extrañó que estuviera perdiendo el control del manubrio, era como si la bicicleta estuviera fallando. Como iba absorto en mis pensamientos tratando de entender qué le pasaba a mi bicicleta, no me di cuenta de nada hasta que levanté la cabeza. Me pareció extraño que los postes de luz se movieran de esa forma y me quedé pegado mirándolos. Mientras miraba, me parecía extraño sentir que me había quedado sordo, aunque en realidad era el estruendo de la tierra la que ahogaba todos los sonidos, sobretodo los gritos de mi papá que corría desesperado hacia mi, pero como en cámara lenta... claro, apenas podía correr con el movimiento. Recuerdo que me tomó en brazos y mi bicicleta voló.