Recordarán, estimados nonocapos, que tuve un violento brote de oidio, el cual aniquiló todos los tomates, ajíes, romero, etc, dejando solamente al orégano vivo, el cual murió de un golpe de calor en un día de invierno demasiado caluroso acá en Iquique.
Posteriormente fui aplicando el método de...