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Parte 2: Los discos dorados.
DVDs, como cualquier producto físico, son un negocio complicado. El dinero que paga una persona por un disco tiene que ir a palear muchos costos que se dividen entre muchas compañías y generalmente llegan a éstas a través de sistema bastante complicado, todo sea por recuperar el dinero de una producción, porque si hubiera una forma más simple, los japos ya la estarían usando.
¿Por qué tan caros los discos?
Para alguien de este lado del mundo, el mercado de los DVDs en Japón parece ser horriblemente caro. Un disco promedio sale como ¥ 7000 ($ 38.000 chilenos) y solo traen 2 a 4 capítulos de una serie, el costo de tener un solo animé entero puede costar fácilmente cientos de miles de pesos, más que cualquier otaku quinceañero puede pagar en toda su enseñanza media.
De hecho, la forma de esta forma de negocio nació en este lado del mundo, en Estados Unidos para ser exactos: El precio de arriendo/venta de DVDs. Básicamente, cuando todavía había tiendas para arrendar VHS en cada esquina y caracol de Chile (hablo de los años 90), la industria se construyó de una forma donde los lanzamientos para un nicho significaban vender unos cientos de copias, generalmente en el Blockbuster, donde tenían los últimos lanzamientos. Los precios eran enfermamente caros, (si no me falla la memoria salían como 30-40k los VHS que eran estrenos), pero el Blockbuster se beneficiaban de tener un amplio y semi-exclusivo selección de películas que la gente normalmente nunca pagaría. Inicialmente, la gente de la industria del VHS no pensaba que habría mucho mercado en venderle a coleccionistas.
Pero los cinéfilos le demostraron lo contrario, quién no tuvo un conocido con una muralla llena de VHS. Los Otakus japoneses de todos los tipos (no solo del animé, porque hay muchos tipos de Otakus) comenzaron a comprar los VHS y los DVDs a los altos precios que ofrecían las tiendas de videos. No había razón para bajar el precio. De hecho, hubo un par de experimentos de bajar el precio a una cantidad más razonable pero usualmente resultó en un pequeño incremento de las ventas, no suficiente para contrarrestar la pérdida que generaba bajar los precios.
Cuando uno lo piensa, tiene sentido. La mayor parte de los japoneses vive en casas mucho más pequeñas que el común occidental. En muchos casos, no tiene sentido para los consumidores japoneses llenar una repisa gigante con muchos VHS. Solo los fans más hardcore de un producto en particular se van en molestar en comprar un VHS o un DVD y todo el común de los mortales, solamente la va a arrendar. Las películas son un mercado de nicho, no lago de masas, así que los precios se han mantenido astronómicamente altos.
El deseo de los Otakus japoneses por su animé a cualquier costo, aunque sea astronómico, trajo un efecto inesperado: Cuando la economía de Japón se hundió a mediados de los 90 y las tiendas de VHS dejaron de comprar a los proveedores cualquier cosa que saliera nueva, los otakus se mantuvieron comprando casi todo lo que salía y así unos pocos miles de acérrimos fans que compraron un DVD de un animé estaban costeando casi todo el presupuesto de un animé entero. Incluso cuando la industria japonesa de las películas en DVD bajó sus precios en diferentes grados, el animé siguió siendo caro. Es simplemente la única forma en que los animés pueden ser rentables.
Hay que seguir al dinero…
Antes que comencemos, una advertencia: Toda esta información se aplica a casi todos los animé transmitidos de trasnoche, lo cuales son la mayoría de los animé que se hacen hoy en día. Los animés que se transmiten en la tarde son dirigidos a niños y tienen el objetivo de vender juguetes y videojuegos, determinar cuán exitosos es imposible sin estudiar meticulosamente en cada producto y conociendo como los royalties se dividen, lo cual no lo sé y dudo que lo sepa, porque hay cláusulas de confidencialidad en eso. Por el bien de la simplicidad, los dejaré fuera de la ecuación.
Para ver cómo todo funciona, veamos cómo se divide el dinero de una unidad de DVD.
Todo comienza por el precio sugerido para la venta. Cuando un sello de Video le vende a un minorista, se lo vende con un descuento. Este precio de rebaja le da al minorista n cierto margen de ganancia. Si ellos quieren venderlo a menos que el Precio Sugerido, es su elección; al final y al cabo viene desde la parte de sus márgenes de ganancia.
Pero también hay otros gastos. Hay que pagarlo a una bodega para que guarde los discos y enviarles las cajas a los minoristas. Esto se le llama consunción, y cobran alrededor del 5% del precio total. Lo que queda y está en Azul, se le llama “Ganancia Neta” y de ahí empiezas a pagarle a tu gente.
Lo primero, es que los royalties se van a tres importantes creativos, quienes sacan su tajada directamente de cada venta: el Director, Guionista (シリーズ構成 - series kosei, usualmente traducido como “Escenario” o “Composición de Escenario”) y el creador original. Cada uno de ellos, se lleva el 1.7% de las ganancias netas. Otro 1.7% va para los cantantes del opening y el ending a los cuales se les paga a través de derechos de Copyrights y se los paga su compañía discográfica.
De ahí, tienes que pagar el dinero que se gastó en n confeccionar y vender los discos en sí. Hacer estos discos sale como 1 dólar, pero se tienen que hacer de tiradas de 1000 más o menos. El Marketing varía, puede salirte 0 o llegar hasta los miles de dólares, dependiendo de la cantidad de publicidad que se desea. Algunas compañías derrochan en gigantes campañas de publicidad y le ponen muchos extras a sus DVDs para luego tener que ir al hablar con el Comité de Producción para contarles cómo van a recuperar ese dinero. Y entonces, finalmente, se le puede empezar a pagar a los miembros del Comité de Producción el dinero que pusieron por el animé.
Así que, ¿Cuántos discos se necesitan venden en Japón para que un animé sea rentable? Partamos estimando cuánto es la ganancia neta del Comité de Producción. Yo creo que 46% es un porcentaje razonable.
Eso no son muchos discos, ¿cierto? Los precios son tan altos que vendiendo un par de miles de discos por volumen se puede tener algo de ganancia. Con eso en mente, cada venta es críticamente importante para la rentabilidad de un animé. Esto explica por qué los productores japoneses son tan quisquillosos de cualquier cosa que les permita que los fans japoneses importar discos más baratos desde Estados Unidos, por ejemplo.
Nótese que lo de arriba es un ejemplo. El número exacto de unidades para generar ganancias puede variar drásticamente dependiendo del presupuesto del animé, así como si tienen otras entradas de capital, como venta de juguetes.
Ya que la compañía que vende los DVDs usualmente es parte del Comité de Producción (o por lo menos está muy conectada a ellos), es fácil para el productor medir cuán interesados están los fans japoneses en el material. Así como la venta a este lado del mundo, los nuevos lanzamientos tienden a venderse mucho al principio y luego se empieza a calmar pasado de un tiempo. En esa estampida inicial es en la que la gente de la industria japonesa mira con detenimiento, porque este es el gran indicador de cuán exitoso un animé es.
Los productores japoneses consideran sus discos como un bien de lujo: productos de alto valor comercial para unas selectas personas. Los productores saben que son caros, es por eso que la mayoría de los discos los siguen fabricando un tiempo y generalmente no bajan de precio. Solo después de un par de años fabricando discos es cuando los animés son rentables. Eventualmente suficiente gente los comprará y el animé generará ganancias.
Invasión Extranjera
Las ventas de DVD afuera de Japón funcionan de una forma diferente, por un sinfín de razones. Pero que todo hablaré de cómo funciona el mercado norteamericano, porque hay muchas más referencias en internet que referencias sobre Latinoamérica, que igual las hablaré, aunque someramente, porque no tengo mucha información sobre ello. Partamos hablando de la diferencia más grande en general, la cual es que cuando una compañía local lanza un disco, financieramente es una completamente nueva producción. Cuando una compañía como Funanimation o en caso de Latinoamérica; ZIV International o Cloverway licencia un animé, tienen que pagar costos en anticipo gastos recuperables y una aún más larga cadena de personas para que les paguen. Como resultado de esto, mientras que los mercados fuera de Japón pueden hacer una diferencia crucial entre tener un animé rentable o no, en la mayoría de los casos es realmente difícil ver que se contrete una venta o incluso en que gente se interese.
Cuando una compañía como Funanimation decide comprar los derechos de un animé fuera de Japón, la compañía debe pagar por adelantado un pago por concepto de licencia, esta es conocida como “Garantía Mínima” (GM). Esta puede variar desde un par de millones de pesos por capítulo hasta las decenas de millones de pesos, por capítulo. Estos pagos se tratan como ganancia neta de los DVDs japoneses, esto significa que sigue la cadena de royalties hablada ante y al final le llega unas chauchas al comité de producción.
En los locos años 80 y 90 dónde nosotros crecimos, teníamos Cloverway, que nos trajo a Latinoamérica todo lo que vimos en los 90 y para la gente un poco más mayor, estuvo ZIV International, que trajo básicamente toda la parrilla de Pipiripao y uno que otra cosa en los 90. Asumió grandes riesgos y las ganancias llegaron, en parte. Por ejemplo, en sus tiempos estás empresas pagaban por adelantado alrededor de 500 mil dólares por series de 50 capítulos. Porque viene una maña de las televisoras latinoamericanas, que los animé no debían ser más cortos que 50 capítulos. Difícil de lograr, pero era posible, y estas empresas se jugaban el pellejo por cada serie que traían, por eso, siempre traían las populares en Japón. Realmente somos bendecidos por haber tenido estas dos difuntas compañías, que no esperaban a ver cómo funcionaban en las ventas en Estados Unidos para comprar las licencias, así como se hace hasta el día de hoy en Europa. Estas dos compañías iban directamente a Japón y compraban las licencias antes que los gringos saltaran, para que los precios fueran razonables. Pero me descarrilé del tema principal, volvamos al tema principal.
En los años locos de los 80 y 90, los gringos tenían que pagar alrededor de 70 mil dólares por episodio. Casi la mitad lo que costaba hacer un animé completo. Es por eso que hace 10 o 15 años atrás, ocasionalmente se veía a Geneon USA o ADV Films metidos en el comité de producción. Así era más fácil licenciar el animé en Estados Unidos, para que al final ese dinero volviera a ellos, en parte. Pero esos días ya pasaron y los productores japoneses han dejado de depender tanto en derechos de licencia, así que han bajado los precios a algo más racional. Les encantaría volver a tener ese dinero, pero no es suficiente para hacer rentable un animé.
Justo como la producción de un animé en sí misma, pagar un derecho de licencia de un animé es una apuesta: Esencialmente el distribuidor está apostando que ellos pueden vender suficientes copias de un animé o en el caso de Latinoamérica, venderles los derechos de transmisión a suficientes canales de televisión para recuperar su dinero por derechos de licencia. De hecho, hasta que lo logran, no le tienen que pagar nada más a los japoneses. Es por eso que se llama “Garantía Mínima”, que es la cantidad mínima que los japoneses van a recibir en el peor de los casos, luego que el animé sea rentable para la gente que lo licenció en el extranjero, los japoneses seguirán ganando el 20 a 30% de lo que se gane en el extranjero.
Así que, en el caso de los DVDs, los primeros miles de unidades vendidas no van directamente a los productores del animé, si no que van a los distribuidores que pagaron por la licencia, así como a los costos asociados a los costos de producción en el extranjero, que es doblar el animé o en caso de los DVDs, ponerles subtítulos. Ojo que doblar un animé en Latinoamérica ronda los 2 a 3 millones de pesos, por capítulo. Cada animé que nunca recupera su dinero hace que a la compañía distribuidora le cueste cada vez más licenciar en Latinoamérica el siguiente animé. Como le pasó a Cloverway en Latinomérica.
Un Mercado en Crisis.
En los Estados Unidos, el sistema es muy parecido al japonés, pero con una gran excepción: la ganancia del que vende directamente el animé (el Minorista) es muucha más grande, ellos piden el 65%, mientras que en Japón es el 25%. Es por eso que casi nadie vende discos en Estados Unidos. Así de corta, entonces las compañías distribuidoras se las han ingeniado de otras formas, que quizás hablaré en otra ocasión.
Los derechos musicales se pagan de diferentes formas, por ejemplo, en Estados Unidos, se le paga a la compañía discográfica el 1% de la Garantía Mínima y después nunca más. En cambio, la viveza Latina hizo que, para ahora gastos, se usara la base del tema por la cual no se pagan royalties y se le pagara a un cantante una mínima cantidad de dinero para que le haga el Opening de una serie y las ganancias fueran a la distribuidora, en vez del comité de producción. Los españoles tenían un arreglín similar, exceptos que las ganancias quedaban para el artista en vez de las distribuidoras, porque generalmente las distribuidoras eran filiales gringas y si usaban la base del opening, significaba pagar el 1% a los japos, porque la distribuidora de una final gringa.
Vender un animé en Norteamérica o poner un animé en las pantallas de nuestro país se ha puesto más difícil a través de los años. En Norteamérica era poner en cada Blockbuster una copia de animé y ponerlo a la venta y allá se forraban de plata. Acá era que una distribuidora le presentara un animé interesante a un canal de televisión y enganchara. Pero eso ya pasó, la muerte de Blockbuster y Cloverway le pasó la cuenta al animé en las Américas.
Con servicios de streaming como Netflix al alza, así como la aparición de la Banda Ancha, más gente decidió que comprarse un DVD o un VHS de Dragon Ball ya no era necesario. Volver a ver las series ya no es una prioridad entre los consumidores y menos ver animé en la televisión.
Este cambio en el comportamiento del consumidor realmente le pegó fuerte al animé, ya que este depende en gente que pagará en Estados Unidos 200 dólares por un animé que quizás ni siquiera le guste. Porque hoy en día si un animé es popular en Estados Unidos, ahí recién se trae a Latinoamérica. Nadie ama cada animé tanto, para tirar tanto dinero en una pira de arrepentimiento.
Nada quita tanto el entusiasmo de comprar un DVD como un precio muy caro. Por lo tanto, los fans no compraban, o empezaron a usar DVDs fansubeados y comprados en el evento de animé más próximo. Esa fue una de las causas que ninguna distribuidora se la volviera a jugar para mostrar animé en la televisión. Igual como que los distribuidores en Estados Unidos bajaron en 20 años los precios por capítulo a la venta de 20 dólares a 2 dólares.
La cosa es que un cierto porcentaje de personas realmente quiere tener sus películas y series en físico, personalmente el 99% de las series que veo ni siquiera pienso en tenerlas original. Y realmente los distribuidores se dieron cuenta muy tarde de eso.
Un nuevo mundo
Estas son viejas noticias para los distribuidores de animé. Incluso si el público en general quisiera ir a una tienda y comprar un DVD de animé en estoy días, la cosa está muy difícil. Si uno se recuerda, las películas de animé cuando éramos pequeños se veían en todos lados, hoy en día. Nada. Hoy en día se está poniendo más empeño en las ventas online. Ya que se trabaja con una buena cantidad de cliente y nunca se tendrá el problema de que sobraron muchos discos. O que la televisora local se arrancó con los tarros y nunca pagó nada.
Ahora la gente que compra un DVD original, es porque va a comprar un animé específico que ya vieron, (a ti te estoy viendo Steins;Gate). Si uno lo compra hoy en día, es porque encuentra bueno el animé y quiere de cierta forma retribuirle un poco a la gente que creó el animé comprándole un producto oficial. Al final, con esos pocos que compran el DVD, están subvencionando el animé.
Uy, eso sonó como lo que pasa en Japón.
Por más que las cosas cambien….
De cierta forma, el mercado del animé es suertudo. Nosotros como fans somos más apasionantes que la mayoría de los otros grupos de consumidores. El mercado del animé en la televisión murió como 3 a 4 años antes que muriera la televisión chilena, porque está muerta hoy en día, así que por este lado se está estabilizando mientras que la televisión chilena continúa yéndose a piso como Damage Dealer Melee en un Boss Heróico.
No obstante, desafortunadamente un hecho se mantiene: hay mucho menos dinero entrando como solía haber ante. Atrás quedaron los días de una entera tarde de animé luego del Aló Eli, mientras uno trataba de llenar su álbum favorito de Salo. En el próximo y final artículo de esta trilogía hablaré de la cuasi salvación del animé que es el Streaming y como le ha ido hasta ahora.