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- 2 Octubre 2005
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Con la introducción de la Raspberry Pi 4, también llegaron para quedarse 2 puertos USB 3.0, lo cual significa querido lector... que se le puede enchufar un case USB con un SSD a la Raspberry y con eso por supuesto velocidades extremas para una Raspberry Pi! Sucede que, para aquel que no sepa, las Raspberry Pi siempre han funcionado con tarjetas MicroSD, pero estas tarjetas fueron desarrolladas en una época donde se le usaba para las cámaras digitales mas no para el uso continuo de un sistema operativo.
Primer capítulo: ¿Por qué diantres querrás enchufar un disco SSD a una Raspberry Pi?
Ahora bien, si usted usa esporádicamente su Raspberry Pi con sólo algunas aplicaciones, esta guía no le servirá. Si en cambio, usted es como yo y apostó por una Raspberry Pi que le corra mediante Docker un montón de sistemas y que además tiene que bajar series, películas y escribir constantemente en bases de datos como Mariadb, mongodb e influxdb de forma simultánea, ya que monitorea via Telegraf el estado SNMP de su equipamiento de red casero, mientras que mantiene estadísticas en Home Assistant mientras el entorno gráfico renderea una página web rica en contenido HTML5 y JavaScript cuyo servidor corre como un servicio en Docker más en el sistema... pues se dará cuenta rápidamente que una tarjeta SD no da abasto: como ya dije, las tarjetas SD están hechas para almacenar a largo plazo un archivo grande, se escribe este archivo una vez, luego se almacena en el dispositivo hasta que un buen día se borra y empieza el ciclo nuevamente. Un sistema operativo en cambio tiene un comportamiento totalmente distinto: se mantienen archivos abiertos por muchísimo tiempo, se escriben un par de bytes, se leen otros y así. Todo esto tiene como desventaja que una tarjeta SD se puede corromper fácilmente, llevándose así todos nuestros datos de una.
Lo primero que uno pensaría es en cambiar esa Raspberry Pi por un PC de verdad: basado en tecnología x86_64, un i3 baratito, con quizás más RAM... más bulla, más consumo de electricidad, más mantención, más jaleo, no! Usted se resiste a esa idea y es aquí donde entramos con ideas frescas: una Raspberry Pi tiene un excelente poder de cómputo por muy poco gasto en electricidad. Pero qué tal si hipotéticamente hablando, podríamos correr la Raspberry Pi a través del puerto USB 3.0 que trae y le conectamos un SSD? Pues buenas noticias! Después de darme hartas vueltas en la misma idea, le puedo resumir que: esto es perfectamente posible.
Sin embargo, quiero dejar plasmadas las distintas cosas que he ido probando con el tiempo a fin de dilucidar qué funciona y qué no. Partamos.
Segundo capítulo: ¿Un SSD es muy caro, por qué no probar con un USB Stick USB 3.0?
Antes de aventurarme con un case + un SSD, me fui por la solución más barata y simple: un USB Stick de nada menos que 128GB (como dato curioso mi primer USB Stick fue uno de 128MB):
Esta solución la probé por varios meses y durante ese período empecé a notar ciertos problemas con esta solución:
- Una vez cada 2 meses, se desconectaba el USB Stick y tenía que reiniciar la Raspberry
- El rendimiento era... cuestionable: Archivos de menos de 30MB iba bastante rápido, y de ahí en adelante era lentísimo
- La velocidad de lectura era aceptable
- Sin embargo, escribir era un parto y aún peor era hacer ambos al mismo tiempo
Capítulo 3: La gran elección
Si bien es cierto el principal uso que le doy a mi Raspberry Pi no es almacenar archivos de gran tamaño, sí estoy escribiendo constantemente pequeños trozos de datos en forma de logs y analíticas, aunque ocasionalmente bajo alguna que otra serie o película. Sin embargo, este contenido nunca está por más de 24 horas en el disco ya que mediante un cron todo el contenido multimedia bajado se transfiere al servidor Plex, un PC de verdad con unos cuantos disco de 4TB que sirve como almacenaje.
Podría haberme ido entonces por un HDD: hubiese sido más rápido que el USB Stick y hubiese tenido mucha más capacidad para almacenar contenido, pero también hubiese venido con algunas cosas negativas:
La Raspberry Pi está convenientemente escondido detrás de una puertita que es donde llega el cable de la luz e internet a la casa y... al lado de donde me siento para ver la tele en el living, para que se hagan una idea, estamos hablando de 20cm al lado. Esto hace que cualquier cosa que haya al lado me molestará especialmente en esos momentos de la película cuando todo ruido cesa: por muy silencioso que sea un HDD, el motor seguirá sonando igual y sé que a la larga me hubiese empezado a molestar ese zumbido constante.
La otra razón por la que no me fui por un HDD era porque típicamente éstos requieren alimentación externa... y en ese espacio ya no me quedan enchufes disponibles, habría tenido que hacer instalaciones dudosas y no me gusta esa idea.
Así es como finalmente me decanté por la idea de instalar un SSD: es silencioso, puede alimentarse sólo a través del puerto USB y es rápido, lo más probable es que sea más rápido que lo que pueda aguantar el controlador USB.
Capítulo 4: Compatibilidad
Aquí ya entramos en terreno delicado: gente alrededor de todo el mundo ha estado probando esta misma idea y han compilado un listado de controladoras USB que funcionan bien y mal, así que aquí entra el primer problema: ¿cuál elegir?
En mi caso he comprado bastantes cosas por AliExpress, así que fue también el primer lado al que accedí al buscar una controladora. En todas mis compras que he hecho, han figurado bastantes artículos de la marca UGREEN, y la verdad estoy sumamente conforme con esa marca: el adaptador Ethernet de mi Chromecast nunca ha tenido problemas, el cable MicroHDMI > HDMI que compré recientemente para mi Magic Monitor también cumple de lo más bien y así también con otros cables USB e items del mismo estilo, sin olvidar tampoco el adaptador Mini Display a HDMI. Lo mejor de todo es que el precio es pagable y la calidad es decente: tiene las 3B.
Después de mucho investigar, decidí irme por este controlador que viene con el chip ASM235CM. No pude encontrar mayor información acerca de este chipset en otras partes de la internet, pero mirando el compilado de controladoras USB vi que todos los chipsets de ASM son al parecer confiables así que me tiré no más, total si no era compatible, lo podría usar como respaldo para el disco duro externo de mi señora, así que de todas formas no iba a ser plata perdida.
Luego venía la elección más difícil: elegir un SSD. La verdad es que no podía creer cuánto han bajado de precio estos últimos años, y después de leer algunos reviews, decidí irme por un Corsair BX500:
Este disco era la combinación ideal entre lo que estaba dispuesto a pagar, la velocidad que entrega, la capacidad que tiene y quizás lo más importante de todo: cuánta energía ocupa (la Raspberry Pi 4 que tengo viene con una fuente de poder de 5v para un máximo de 3A, y estaré ocupando de forma intensa los puertos GPIO que tiene): el wattage que ocupa este SSD no supera los 1.55 watts (0.31A), lo cual a esta escala es harto menos que los 2.13 (0.43A) que ocupa su hermano mayor el Corsair MX500.
Ahora tocaba la espera desde China. Apenas 3 semanas después (hace 5 días para ustedes) lo tenía todo en mis manos ya y me dispuse a instalar el sistema con todas las de la ley.
No es para dejarlos en un cliffhanger, pero esta aventura llega hasta aquí no más por hoy. Otro día viene la segunda parte que incluye las penurias por las que tuve que pasar para hacer funcionar todo el asunto y se vienen también los benchmarks! Hasta pronto!
Saludos.
PD: La segunda parte está publicada por acá: https://www.capa9.net/temas/how-to-utilizando-un-ssd-para-tu-raspberry-pi-parte-2-2.1126482/
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